A nivel global el turismo está generando mayores presiones sobre la mercantilización y privatización de bienes comunes con la apropiación y degradación de bosques, playas, recursos hídricos y territorios a los cuales se suma los bienes culturales como sitios históricos, santuarios, prácticas y conocimientos tradicionales.

Asimismo, hay un menoscabo y vulneración de derechos humanos de trabajadores y habitantes en territorios rurales y urbes turísticas. En muchos casos son las comunidades y los pueblos indígenas quienes experimentan con mayor violencia este proceso.